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Alimentos fermentados: el poder de un proceso natural

Alimentos fermentados: el poder de un proceso natural

Los alimentos fermentados son aquellos cuyo procesamiento involucra el crecimiento y actividad de microorganismos “buenos” que lo transforman en un producto más nutritivo y saludable, además de prolongar su vida útil.

El proceso de fermentar los alimentos aumenta significativamente su valor nutricional junto a su capacidad probiótica y enzimática. Junto con ello, la fermentación, gracias a la acción de los microorganismos, ayuda en gran manera al proceso digestivo, ya que descompone los nutrientes en moléculas más simples, que son mejor asimiladas por nuestro organismo, realizando una pre digestión.

Los probióticos, cuyo significado literal es “a favor de la vida”, son bacterias beneficiosas para la salud y bienestar de nuestro organismo, que se pueden encontrar en algunos alimentos como también en forma de cápsulas como suplemento alimenticio. Una de sus principales ventajas es ayudar a mantener en buen estado la microflora intestinal, compuesta por más de 100 billones de bacterias de diversas clases, la cual cumple un papel sumamente importante en la prevención de enfermedades, teniendo en cuenta que desde el 70 hasta el 80% de nuestro sistema inmunológico se encuentra ubicado en el intestino.

Por otro lado, están los prebióticos, sustancias no digeribles de los alimentos, pero que tienen un efecto fisiológico en el intestino al promover, de forma selectiva, el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas para la salud, como son los probióticos. Los prebióticos son un tipo de hidrato de carbono que se puede encontrar en forma natural en algunos alimentos o bien ser añadido en forma artificial por el fabricante.

El consumo de alimentos fermentados, al ser una excelente fuente de probióticos, promueve el equilibrio y la restauración de la microbiota, permitiendo así el fortalecimiento del sistema inmune, por lo que se recomienda sumarlos de manera habitual a la dieta.

Existen dos tipos de fermentaciones. Una de ellas es la Fermentación Anaeróbica que se realiza a través del ácido láctico. Ejemplos de alimentos de este tipo son el yogurt, chucrut y kimchi. Además está la Fermentación Aeróbica que requiere de aire. Producto de este tipo de fermentación se encuentran los quesos, vinagres, pan, kombucha (té chino fermentado), tempeh y miso (ambos resultados de la fermentación de la soya).

¿Cuáles son los beneficios de los fermentados?

El consumo de alimentos fermentados, además de fortalecer el sistema inmunológico, entrega una gran variedad de beneficios a nuestro organismo.

Nutrición y Digestión

La fermentación facilita la pérdida de anti-nutrientes presentes en algunos alimentos que dificultan la digestión e impiden la absorción de minerales, favoreciendo así la absorción eficaz de los nutrientes de los alimentos.

Además, gracias a la acción de microorganismos, ayuda en gran manera al sistema digestivo, ya que descompone los nutrientes en moléculas más simples que son mejor asimiladas por nuestro organismo realizando una pre digestión.

Finalmente, el consumo de alimentos fermentados fomenta la producción de vitaminas del grupo B y K2 en el intestino, siendo esta última muy importante ya que prácticamente se encuentra solo en los alimentos fermentados.

La vitamina B9 promueve la salud del cerebro, en tanto que la B12 es fundamental para el crecimiento, el funcionamiento del sistema nervioso y para el adecuado desarrollo de las células sanguíneas. La vitamina K2 ayuda a la salud ósea, previene la acumulación de placa arterial y enfermedades coronarias junto con la prevención de algunos tipos de cáncer.

Desintoxicación

El consumo de probióticos y de productos fermentados ayuda a la depuración del colon y el cuerpo en general, ya que digieren los residuos indeseados en el intestino, siendo capaces de extraer una amplia gama de toxinas y metales pesados.

Diabetes

Según un estudio realizado en Dinamarca, la diabetes tipo 2 se relaciona con los cambios de composición en la microbiota intestinal. Por ello, se recomienda tener una alimentación saludable en la que se incluyan alimentos fermentados, lo que permitirá fortalecer y regenerar su bacteria intestinal.

Salud mental

Los efectos positivos de los alimentos fermentados en nuestro organismo por contener una gran cantidad de probióticos no se limitan solo a nuestra salud física, sino que también juegan un papel importante en nuestra estabilidad emocional.

Se ha demostrado la existencia de una estrecha conexión entre el intestino y el cerebro, por ello, el contar con una microflora equilibrada y reforzada impacta positivamente en nuestro bienestar mental y emocional, reduciendo el riesgo de padecer ansiedad y depresión.

Según los descubrimientos del doctor norteamericano Michael Gershon, Presidente del Dpto. de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Columbia, presentados en su libro “El segundo cerebro”, en el intestino, que se encuentra recubierto por millones de neuronas, se producen la gran mayoría de los neurotransmisores, como el 95% de la serotonina y el 50 % de la dopamina. Estos neurotransmisores, que se encuentran en estrecha comunicación con el sistema nervioso, son los que influyen en nuestras funciones cognitivas y conducta psicoemocional.

Cómo consumirlos

Para obtener los mayores beneficios del consumo de alimentos fermentados, se recomienda incluirlos en nuestra dieta en forma diaria.

Cuando no han sido parte habitual de su alimentación, hay que dar tiempo a la microbiota intestinal para ajustarse y adaptarse. Por ello, lo ideal es comenzar con raciones muy pequeñas y luego ir aumentando gradualmente hasta llegar a una porción cercana a media taza.

Algunos alimentos fermentados comprados en tiendas tienden a ser pasteurizados, proceso que elimina las bacterias beneficiosas, por lo que una buena alternativa es prepararlos en casa, lo que resulta sencillo y económico.

Por los excelentes beneficios para nuestro bienestar físico, mental y emocional que entrega el consumo de alimentos fermentados, es recomendable incluirlos en la dieta en forma constante. Con ello lograrás reforzar el equilibrio de tu ecosistema interior cuyo buen funcionamiento juega un papel fundamental en la realización de diversos procesos del organismo, influyendo positivamente en tu salud integral.